Kafka en la orilla
Empiezo Kafka en la orilla en año nuevo, después de ver con mi hermana Lo que el viento se llevó en un canal local. Cansadas de la televisión y sin ganas de salir, ella elige leer, quiere terminar cuanto antes una novela policiaca que no acaba de gustarle, Almas grises, de Claudel; y yo la imito.
En la portada de Kafka en la orilla hay un gato verde. En 1905, Soseki Natsume publicó en la revista Hototogisu el primer capítulo de una de las obras más importantes de la literatura japonesa, Yo, el gato. Cien años más tarde, Murakami, quién sabe si homenajeando a Natsume, se inventa a Kafka Tamura y a Nakata, un viejo extraño que tiene el don de hablar con los gatos y hacer que las cosas más absurdas caigan del cielo.
Comienzo la historia desde mi butaca, el primer día de enero: un domingo somnoliento en el que la tarde cae tejiendo en el patio de luces, entre las cuerdas de mi tendedero, un montón de sombras. Dentro de mi casa hace calor; la calefacción central del edificio siempre sobreactua. La lamparita de pantalla azul, que una amiga me dejó como recuerdo al abandonar la ciudad, ilumina a medias la salita minúscula. Y yo, con la resaca producida por el año que se ha ido, al llegar a la tercera o cuarta página leo: Tu corazón es como un gran río crecido tras un periodo de lluvia. Los postes indicadores del camino están, todos sin excepción, sumergidos por la corriente, o tal vez hayan sido arrastrados a otro lugar oscuro. Y la lluvia sigue cayendo torrencialmente sobre el río. Y cada vez que veas en las noticias las imágenes de unas inundaciones pensarás: sí, justo. Ese es mi corazón.
Kafka en la orilla me engancha como hacía tiempo no me enganchaba una novela. La leo de un tirón. Araño horas para quedarme sola y olvidarme de lo que me rodea. Permito que me destruya con su tristeza y, posteriormente, vuelva a lanzarme al mundo. Estoy sola y sí, he estado triste, pero algo me dice que empiezo a curarme por dentro. Lo noto por las mañanas, cuando recorro andando el par de calles que me separan de la librería; cuando voy en el metro y observo a la gente mientras escucho Ojalá en el mp3. Lo noto cuando me enfrento a la realidad empujada por la alarma insistente de mi móvil, que pasa de mí y no hace concesiones a mi desánimo.
En la novela de Murakami, a través de las situaciones más surrealistas, todos los personajes, de una u otra manera perdidos, alcanzan la misma conclusión: Merece la pena vivir, sin necesidad de razones.
15 comentarios
V -
Besitos.
Eli -
¿p? -
Salud Eli!
V -
Besos.
Eli -
Naoko, ya estoy bien, aunque de vez en cuando mi pequeño y aniquilado virus pugna por volver... pero yo no le deje.
Creo que Murakami es él mismo en cada uno de sus personajes; y creo también, P, que sus historias sí que encierran una buena dosis de surrealismo. Leí recientemente unas declaraciones del propio Murakami en las que aseguraba que, para escribir "Kafka en la orilla", se había dejado llevar, asociando libremente y sin sentido consciente las imágenes.
Mi cura existencial es ya casi un hecho. Lo que no sé es el tratamiento exigido para mantener el equilibrio una vez restablecido. Ya veremos...
P -
¿Acaso no jugaban con eso tanto Saeki como kafka Tamura?
Tooru Okada, el protagonista de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, también es similar a Watanabe y Kafka Tamura.
naoko -
mari -
No está mal, pero así pensado en frío, tampoco creo que haya mucha diferencia o que tenga mucha gracia porque la historia mejicana directamente no está subtitulada y la de las sordomudas.. está subtitulada en las dos por igual, ya ves, porque si no.. Y a los bereberes se les oye hablar pero te subtitulan monosílabos, es como si te quedaras por oír media peli..
En fin, pese a todo, balance positivo. Me gustó.
besos
V -
Fui a ver Babel con ella ayer. Muy chula, aunque debe molar verla en versión original.
Un beset
Eli -
JF -
Eli, yo que pensaba que el cambio de año era una epoca de nuevos propositos y no para la melancolia que destilas en tu post. Hay para todos los gustos.
Saludos, JF.
V -
V -
Besos.
madein -
V -
Me encanta "Ojalá", es una de mis canciones preferidas, aunque si estás melancólica, seguro que no te sacará del estado de melancolía....jeje
Me alegra que estés empezando a curarte por dentro.....y que sigas escribiendo.
Besos.