Blogia
No me llames

Sobre avestruces y argentinos

Sobre avestruces y argentinos Es un hecho: en Usera hay, al menos, un avestruz. No sabría nombrar el lugar exacto en el que se encuentra, pero lo he visto. Aproximadamente a unos 20 minutos del metro, en una espcie de centro cultural al que acudí ayer con Sonia para ver "Teatra cabaret", una obra puesta en escena por Teatra Teatrae, el grupo amateur de un colega suyo. El avestruz se pasea por la entrada, un poco cansado, como marchito, probablemente harto de preguntarse qué coño hace en un lugar como Usera, tan distinto de su habitat original... no, qué va, lo mejor es que el avestruz no se pregunta nada. Sólo yo me lo pregunto, haciéndome pajas mentales ya no sólo con mis numerosas e ínsipidas tribulaciones, sino también con las suyas.

Nadie lo mira, a nadie le sorprende después de tanto tiempo en el barrio. Se han acostumbrado a él y únicamente los que llegamos a Usera como quien llega a una isla desierta de forma accidental nos sorprendemos con la presencia un tanto surreal del avestruz.

Cuando a las diez emprendemos el regreso, me pregunto si volveré a verlo. Sonia me dice que sí, que siempre volveré a Usera porque nuestra amiga K vive allí y el barrio va a cabar por convertirse en un lugar al que acudir con relativa frecuencia... pero por lo pronto nos vamos. Cenamos en el japonés donde, sin haber reservado mesa, tenemos que conformarnos con asientos en lo que la camarera llama el "sushibar". Después tomamos el enésimo Beefeater con limón, esta vez en el argentino (C/ Garcilaso 5, metro Bilbao), un local donde los argentinos que viven en Madrid se reunen para confirmar que no están solos ni demasiado lejos de casa... reflexiono sobre eso mientras Sonia me deja para ir al baño y concluyo que se sienten un poco como avestruces en Usera. Semejante chorrada me confirma que vuelvo a estar un poco borrachuza.

Ya en casa, me alegro de que la luz del portal siempre esté encendida. A las tres me duermo.

0 comentarios