III Caín y Las Crónicas de Narnia
Treinta milésimas de segundo después de que Naoko empezase a liar el primer porro tirada en la cama de Piobaroja, con un paquete de galletas Príncipe a un lado y una bolsa de patatas al otro, Caín, aún en la librería, recordó que se había dejado su suéter en el almacén y decidió subir a buscarlo antes de marcharse a casa.
El almacén, en la séptima planta del edificio, no tenía calefacción, parecía una nevera; una habitación de techo alto, cruzada de un extremo a otro por un ejército de estanterías metálicas, grises, con un pasillo relativamente estrecho en el centro para que los empleados pasaran con sus carros y cargaran o dejaran la mercancia: libros. El almacén estaba repleto de libros. Las estanterías más cercanas a la puerta servían para guardar las ediciones de bolsillo; a continuación, las novelas de formato normal y, por último, los libros infantiles. El trabajo de mantener en orden aquel templo secreto del saber corría a cargo de los reponedores, que se pasaban las mañanas bajando y subiendo cajas con títulos necesarios o sobrantes en la tienda.
En cuanto Caín abandonó el lugar donde se había cometido el asesinato e inició su recorrido por los pasillos interiores de la librería, el silencio y la luz de la calle, que se filtraba por las ventanas rectangulares abiertas en los rellanos de las escaleras, le hicieron olvidar el jaleo provocado por el hallazgo del cadáver y la llegada de la policia. Subiendo a la séptima, Caín volvió a sentir que navegaba con calma por las horas de un día corriente. Y es que el acontecimiento extraordinario, cual bombilla de bajo consumo, no había alcanzado a iluminar más allá de la escena del crimen. ¿O sí? Muy pronto lo descubriría.
Tardó menos de 45 segundos en llegar a su destino. Su forma física era excelente y la ponía a prueba cada día, desafiándose a sí mismo a la hora de colocar la mercancía y desplazarse por la tienda. De manera que cuando abrió la puerta de doble hoja del almacén jadeaba un poco, imperceptiblemente, pero estaba satisfecho.
- ¿Hola? -Preguntó gritando para imponerse a la sintonía de Kiss FM.- ¿Hay alguien?
Al no recibir respuesta, Caín pensó que el último en pasar por allí se había dejado la radio encendida. Visualizó su suéter dentro de una caja vacía, cercana al primer bloque de estanterías, y lo cogió. De repente, acuclillado junto a la caja, le recorrió el cuerpo un escalofrío y tuvo ganas de marcharse.
- ¿Hola? -Volvió a repetir con un ligero temblor en la voz. -Aquí no hay nadie...
Un par de zancadas y ya estaba otra vez en la puerta. En el suelo, premonitoria, Kiss FM seguía en marcha. Empezaba "Si te vas", de Coti: Si te vas, se me va a hacer muy tarde... li lo li, li lo li li lo lilo. ¿Qué estaba pasando allí? El sexto sentido de Caín le decía que algo no iba bien. Antes que ver el sol... li li lo li li loli. Alerta, en guardia como un felino, se agachó para apagar la radio y entonces lo vio, estaba al final del pasillo, al fondo del almacén. Había un ejemplar de Narnia en el suelo, desafiándolo con los destellos de su cubierta en tonos rojos.
Caín se acercó con cautela. Un paso, después otro, la música no dejaba de sonar. Cuando llegó a la altura del libro lo recogió con rapidez y entonces, al girarse a su izquierda para devolverlo a la estantería, se quedó sin aliento. Los estantes estaban desiertos, todas las Crónicas de Narnia, más de doscientos volúmenes de cada uno de los siete episodios, estaban en el suelo formando una montaña de, aproximadamente, unos cuatro metros. Aquello no era casual.
Sin saber muy bien por qué, empezó a apartar los libros con las manos, rápido. Se temía lo peor y no se equivocaba. Sepultado por la avalancha de libros, con una expresión de terror petrificada en sus ojos vidriosos, encontró a uno de los reponedores. Era Asturman y estaba muerto.
13 comentarios
V -
¿Viste al mayordomo?
Igual era algo premonitorio q pusieran en Kiss FM una canción poco habitual, como para avisar q algo no iba bien.....jajajaja
Tonins, nos vemos en breve, no te queda ni un mes.
Besos y buenos días a tod@s
Tonins -
saludos a todos...os extraño!!! cuando os veré??
Tonins.
pd: jo, cuanto me cuesta usar la segunda persona plural...uffff
laCeci -
Tengo un amiga que me contó que en los libros de verdad hay correctores que se preocupan de poner que si tu dices que salió a la calle y se veía la luna llena comprobar que ese día había luna llena.. si tomó el autobús número 18 en la calle gran vía de comrpobar que pasa....
Me pareció un trabajo alienante... seguro que siempre se te escapa algo...
BESOS!
laCeci -
Espero que Arturo le sobreviva...
Eli! no seas la próxima víctima, que la historia tiene que acabar... En serio que cuando estuve en "LA LIBRERIA" miraba para todos los lados por si encontraba al asesino...
Por cierto? Que ha sido de la manchita de sangre de tu nariz en la almohada? ¿Se ha ido?
BEEEESOOOOOS
laCeci -
Arturo sigue vivo.
Ayer estuve comprando en la librería y una señora decía
-¿Cuando sale Harry potter? quiero comprar uno de los mil primeros...
y me acordé de vosotros.
Compré un libro para mi hermano "El fin de la pobreza". Un poquito de utopía para una mente de 18 años que cree que tiene el mundo en sus manos.... Que bonito es tener 18 años.. yo aquí, con 28.
Ah! por cierto, ya tengo una casa... para contaros que tal me hace falta un blog a mi-
V -
Tonins, sigues sin saber cómo te llamas....jejeje...demasiadas desigualdades no son sanas.
Como laCeci ahora es de la élite de propietarios de una casa propia y una hipoteca a juego oficialmente desde ayer y anda entre notarios y banqueros muy ocupada, os informo q el mayordomo todavía no ha dado alcance a Arturo, al menos hasta anoche. Besos.
Eli -
Yo aún sigo con vida, lo qué no he decidido todavía es por cuánto tiempo... quizás sea la próxima víctima... saluditos.
Tonins -
Tonino
V -
V -
Yo si trabajara en una librería,iría a currar acojonada. Besos.
¿p? -
JF -
mari -