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No me llames

Momento de lucidez

La vida, al fin y al cabo, consiste en esperar algo distinto de lo que hacemos; y la muerte es lo único en lo que justamente podemos confiar.

Leo esto en la página 82 de mi edición de Drácula, la que en su día regalaban con el periódico, y no lo puedo subrayar porque, aislada en la butaca, descalza y tapada con el batín azul, no encuentro ningún lápiz a mi alcance ni conservo fuerza suficiente para levantarme a buscarlo.

Cuando me incorporo ya sin remedio, segura de que voy a llegar tarde a la cena con los compañeros de la librería, me acerco al portátil para poner música mientras me ducho y acabo escribiendo esto, perdiendo el tiempo sin explicación. Me voy a arreglar, es posible que hasta me pinte los labios; y no estoy triste, sólo cansada y con ganas de que las cosas den un vuelco.

Vivir intensamente.

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