Septiembre en La Galería
Septiembre es un mes de resurrección para Madrid. Parece que acabe de despertarse de un sueño que creía definitivo y esté de fiesta. Lo compruebo el sábado, cuando me encuentro con S para volver a nuestras incursiones mano a mano en los restaurantes y locales del centro. La noche empieza bien: S me da una idea para el último cuento que reaviva mi ilusión. Conversando con ella avanzo tanto en la trama y en el perfil de los personajes, que salgo contenta de la cena en el Pakistani de Santo Domingo a pesar de la clavada que supone la cuenta.
La siguiente parada es en La Galería (Calle del Prado, 13), ese lugar donde José, el dueño, se interesa por nuestras vacaciones, nos recibe con mi canción favorita, La sopa fría, y nos invita a chupitos de crema catalana. Perfecto. La Galería me sirve para ratificar mi teoría sobre las similitudes entre Madrid y Albacete: siempre la misma gente.
Le cuento a S que, durante la semana, he coincidido en tres ocasiones con Ingrid Rubio: la primera fue en la librería, donde me preguntó por un libro de Gide que no teníamos; la segunda, en el metro, cuando me dirigía a casa de Vituperio; y la tercera, en la tele: haciendo zapping di con ella en un reportaje de Miradas acerca del próximo estreno de la película sobre Salvador Puig Antic. No importa la extensión de la ciudad, a veces pienso que nuestros recorridos son como circuitos cerrados, donde cada ausencia y cada encuentro están prescritos.
En La Galería nos reencontramos con Chus una vez más; ese ser. La clase de personaje que se engomina el pelo y se pone una camiseta con los colores de la selección brasileña para acudir al Carnaval de Carlinhos Brown... se sabe guapo, es el alma de la fiesta; conocido de prácticamente todos los parroquianos del bar (incluidas nosotras, que una noche tuvimos con él y uno de sus amigos una especie de acercamiento surreal).
Chus... su presencia dinámica me reconforta. Ha vuelto con septiembre tan guapo y sonriente, tan de Pozuelo de Alarcón, como le dejamos en julio... empieza el curso, chicos. A ver si el otoño nos trae suerte.
***
¿Me votas? Concurso 20Blogs del 20 Minutos
La siguiente parada es en La Galería (Calle del Prado, 13), ese lugar donde José, el dueño, se interesa por nuestras vacaciones, nos recibe con mi canción favorita, La sopa fría, y nos invita a chupitos de crema catalana. Perfecto. La Galería me sirve para ratificar mi teoría sobre las similitudes entre Madrid y Albacete: siempre la misma gente.
Le cuento a S que, durante la semana, he coincidido en tres ocasiones con Ingrid Rubio: la primera fue en la librería, donde me preguntó por un libro de Gide que no teníamos; la segunda, en el metro, cuando me dirigía a casa de Vituperio; y la tercera, en la tele: haciendo zapping di con ella en un reportaje de Miradas acerca del próximo estreno de la película sobre Salvador Puig Antic. No importa la extensión de la ciudad, a veces pienso que nuestros recorridos son como circuitos cerrados, donde cada ausencia y cada encuentro están prescritos.
En La Galería nos reencontramos con Chus una vez más; ese ser. La clase de personaje que se engomina el pelo y se pone una camiseta con los colores de la selección brasileña para acudir al Carnaval de Carlinhos Brown... se sabe guapo, es el alma de la fiesta; conocido de prácticamente todos los parroquianos del bar (incluidas nosotras, que una noche tuvimos con él y uno de sus amigos una especie de acercamiento surreal).
Chus... su presencia dinámica me reconforta. Ha vuelto con septiembre tan guapo y sonriente, tan de Pozuelo de Alarcón, como le dejamos en julio... empieza el curso, chicos. A ver si el otoño nos trae suerte.
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