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No me llames

Padres y ETA

Vuelvo a escribir impulsada por un ánimo renovado: ¡¡Redios!!, ¡¡Un comentario!! Gracias Excess, no sé si algun día te podré compensar con algo que produzca en ti un efecto equiparable a esta hilaridad un tanto absurda y sin duda infantil que me invade... que lo sepas.

En fin... retomemos el hilo de la realidad: Mañana vienen mis padres, como muy explícitamente insinua el título de este post. La perspectiva de ir con ellos a la Fería, salir a comer, cenar, etc., me resulta agradable, pero sé que me va a dejar sin tiempo para pasarme por aquí. Volveré el domingo. En este paréntesis de ausencia, voy a dar rienda suelta a mi vena de consumidora voraz: pienso pecar en la Feria, pecar en todos los lugares donde mi padre se muestre proclive a ayudarme a hacerlo (el gasto, digo) y pecar en la Fnac, donde tengo ya reservados, desde hace más de tres días, tres títulos: "El telón", de Kundera; "Fiasco, de Lem; y "La mujer de la arena", de Kobo Abe. Habrá que leerlos...

Cambiando de tema, ha sido mi madre la que me ha despertado de la siesta para preguntarme si estaba bien. Siempre cree que, cuando hay una descracia o conato de desgracia en Madrid, yo estaba pasando por el epicentro de la catástrofe en el momento mismo en que se produjera. Curiosa la forma de discurrir de las madres... la mala noticia de hoy la protagoniza una furgoneta cargada de explosivos en el barrio de Simancas. Ha sido ETA.

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