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No me llames

Soledad. Apunte II

A veces me gustaría que hubiera alguien. Por ejemplo, hoy. Una llamada me ha despertado de la siesta y, al colgar, aun medio dormida, he pensado en tomarme un café con leche para espabilar, pero no había café hecho, así que he tenido que levantarme, preparar la cafetera... si alguien hubiera estado en la casa conmigo podría haberlo hecho por mí y traerme la taza a la cama... aunque también podría haberme despertado de la siesta antes incluso de que sonara el teléfono, con sus ruiditos. Dicho popular: no hay mal que por bien no venga.

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