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No me llames

La sopa fría

00.07 am. Técnicamente ya es martes. Agotadas mis vacaciones, vuelvo a escribir después de una larga jornada laboral multiorgásmica: el primer climax ha llegado con las galletas de chocolate que ha comprado mi jefa, estilo Granola. Ilusa, la pobre mujer ha cometido el tremendo error de ofrecerme una... en cuanto coja confianza, preveo que, entre llamada y llamada, me comeré un promedio de siete. El segundo momento de placer me lo ha proporcionado la visualización del inocente E, ajeno por completo a su rol de protagonista en mis fantasías eróticas cada vez más frecuentes. Analizando su actitud en la oficina, un tanto dispersa, un poco de efebo griego trasplantado al centro del Madrid del S.XXI, me repito una y otra vez que no tengo nada que hacer con él, que nunca se fijará en mí y bla, bla, bla... el espíritu Bridget Jones vuelve a poseerme. Si hay algo de ella que me gusta es el uso frecuente que, doblada al español, hace de la palabra "moñas".

Un poco moñas sí que soy, lo prueba la canción que en esta última época me pone los pelos de punta y que por fin conseguí grabarme ayer, gracias a mi amiga Ana y su MP3: "La sopa fría", de M-clan. La letra es tan absurda y yo canto tan mal, que cuando la tarareo debo producir una especie de fusión satánica de efectos balsámicos para mi atribulado espíritu. Gracias a ella ni las llamadas de salidos ineptos, ni la cola del Champion a las nueve de la noche... ni siquiera el rumor de que el penúltimo hombre que me besó está viviendo con otra... NADA consigue deprimirme.

Y ya está bien, que este post me está saliendo poco serio, salpicado de ironías tipo sitcom, y eso no me gusta. Antes de irme, no quiero olvidarme de contar que hoy he descubierto, gracias al descubrimiento previo de Escolar.net, un blog que desconocía, "El Teleoperador". Promete. Tengo la intención de no perderlo de vista.

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